La pintura mural contemporánea en México ha sido elaborada con el innegable objetivo de convertirse en un vínculo directo entre los artistas que produjeron cada obra y el pueblo que las inspiró y a cuya contemplación fueron ofrecidas. La enorme mayoría de ellas se encuentra en muros y techos de edificios públicos, diseminados por todo el territorio nacional.
Fue el "Doctor Alt"(Gerardo Murillo) en 1910, quién primero manifestó la necesidad de revivir la pintura mural con sentido público, como había existido en diversas culturas del México Prehispánico.
Respondiendo al llamamiento que Siqueiros realizara en 1921,desde Barcelona, en el sentido de "construir un arte monumental y heroico, un arte humano, un arte público", toda una generación de plásticos mexicanos dedicó entonces su esfuerzo a manifestar desde la pintura los ideales que la sociedad de la época exigía bajo los preceptos de la triunfante Revolución Mexicana.
Unos años más tarde, ya en pleno desarrollo de éste notable movimiento artístico, José Clemente Orozco afirmó "la forma más alta, más lógica, más pura y fuerte de la pintura, es la mural. Es también la forma más desinteresada, ya que no puede ser escondida para beneficio de unos cuantos privilegiados.
ES PARA EL PUEBLO. ES PARA TODOS
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